jueves, 11 de marzo de 2010

Capítulo 6: Cuando no es como deberia ser

Una camioneta modelo Frontier avanzaba a toda velocidad con dirección sur por la Panamericana. Tres jóvenes regresaban a su casa después de una noche de excesos en algún balneario del norte de Lima.

-Te dije que mejor esperábamos que amaneciera para regresar a la jato -dijo el muchacho desde la parte de atrás.

-Naaa, no pasa nada, weon. Yo conozco la ruta, viajo a Ancón todos los fines desde que tengo 12 -dijo el conductor.

-¡Mira todas esas casas! ¡Del mal, weon!-dijo el que iba en el lugar del copiloto- Siempre me pregunté que motivaría a tanta cholada a dejar su casa allá en la Sierra y venir a infectar Lima.

-No lo sé, weon, pero si por mi fuera traería una aplanadora y....

-¡CIUDADO, MIERDA! -gritó el muchacho desde atrás.

Una mujer vestida todo de negro salió de la nada y se paró unos metros más al frente por donde pasaría la camioneta. El chofer hizo un viraje brusco que casi termina cayendo del puente en el paso a desnivel de Habich. Trató de volver a controlar el auto.

-¡FRENA, HUEVÓN, FRENA!

-¡NO! ¡ESA HUEVONA SALIÓ DE LA NADA!

-¿QUÉ CARAJO ME IMPORTA ESA HUEVONA?

-¿Y SI ES LA VIUDA NEGRA?

-¡ACELERA, CONCHA....!

Luego de la fuerte impresión, el conductor volvió a estabilizar el carro, miró por el retrovisor y io a la mujer parada en la pared que divide ambos sentidos de la vía. El grito de su amigo del costado le devolvió los ojos al frente.

-¡CIUDADO, HUEVÓN!

Otro sujeto, también vestido de negro estaba parado en la pared divisoria en posición como si fuera a saltar frente al auto en cualquier momento. El chofer aceleró y lo pasó de largo. El hombre ni se movió solo siguió con la vista el vehículo.

-¿Qué carajo fue eso?

-No lo sé, weon, pero no pienso pasar por esta huevada nunca más de noche.

Mientras el auto se alejaba, los ocupantes no divisaron a una tercera persona sobre el puente peatonal al final de la obra.

- ¿Vio ese vehículo, señora Deinara?

-Perfectamente, Abelardo, casi me atropellan debería agregar.

-¿Los sigo? -preguntó Cristian desde el puente peatonal- Aún consigo verlos a la distancia.

-Negativo. Son humanos. Por los gritos que dieron al verme, dudo que sean vampiros. Además que no intentaron matarme.

La noche había sido bastante tranquila, salvo por la camioneta que cruzó la pista. La Kofradia se había preocupado de cubrir cada parte del paso a desnivel en la Panamericana desde distintas posiciones tanto por encima como por abajo del puente.

La muerte de Pablo estaba muy cercana aún. Abelardo todavía la sentía frente a sus ojos. Pudo evitarlo pero fue muy lento. O quizás el Barón sabría que no haría nada. Muchas dudas lo mataban y daba vueltas a su cabeza. Quixó ayudar a Pablo, de eso estaba seguro, pero en el fondo sabía que una disputa en esas circunstancias hubiera ocasionado la muerte de todos.

-Abelardo.

-Dime Cristal.

-No tienes que preocuparte más -Abelardo trató de fijar sus ojos en la diminuta chica que se veía a lo lejos, en la parte baja del puente- A todos nos duele la muerte de Pablo.

-Pudo ayudarlo.

-Pero el Barón Sanguíneo es muy poderoso como para que uno de nosotros le hiciera frente.

-Debí ayudarlo. Si me hubiera movido rápido, Pablo seguiría vivo.

-No te tortures más, chiquito. Todos nos sentimos mal por su muerte, pero no es el primero ni va a ser el último que veamos....

-El Barón estuvo en mi mente.

La confesión de Abelardo la dejó sorprendida. Sabía lo que eso significaba eso y ahora entendía la preocupación del otro.

-Eso no significa nada, Abelardo. Has estado mucho tiempo en inhanición es normal que tu mente te juegue trucos.

-No fue un truco. Lo sentí dentro de mi cabeza. El muy bastardo me transmitió lo que iba a hacer. Y aún así no lo detuve.

-Escúchame....

Pero sea lo que Cristal iba a decirle no pudo. Una horda salvaje de vampiros se lanzaba al ataque en esos mismos momentos. Por todos los lados posibles, los miembros de la Kofradia eran atacados por vampiros que parecía surgir del mismo viento.

El que parecía estarla pasando mejor era Julián. Mataba vampiros a diestra y siniestra, como si fuera simplemente a disparar por disparar pero conseguía darle a todos.

-Espero que me hayan guardado muchas balas -dijo una voz socarrona detrás de Julián.

Se había quedado paralizado. Frente suyo tenía al sujeto más buscado por la Iglesia desde siempre. Drake había hecho acto de presencia y no estaba solo. A su lado, y con la sonrisa más descarada que había visto en su vida estaba el Barón Sanguíneo.

domingo, 28 de febrero de 2010

Capítulo 5: Seguimos al pie del cañón

Le parecía de locos. Solo dos horas antes habia estado hablando con él sobre una película y ahora estaba tirado en la sala del cuarto que compartieron por seis meses sin corazón literalmente. Cristal se negaba a creer lo que había sucedido: Pablo, el primer humano con el que tuvo contacto desde su ingreso a la Kofradia, estaba muerto a manos del Barón Sanguíeo, uno de los cinco mayores enemigos de la Iglesia.

Hacía rato que dejó de llorar, pero aún no terminaba de asimilar lo sucedido. Vio nuevamente el cadáver. Los ojos de sorpresa delataban que el vampiro se movió muy rápido. La boca abierta declaraba que intento pedir ayuda. Las palmas cerradas indicaban que peleó contra su asesino. Pero el pecho abierto de adelante hacia atrás aseguraba que estuvo perdido desde el comienzo.

-¿Cómo sigues? -le preguntó su gemelo.

-No muy bien Cristian. Esto no debió pasar, yo estuve aquí para evitarlo pero...

-Nadie es más culpable de esto que el Barón, ¿me oíste Cristal? -le recriminó Cristian cuando vio que sus ojos volvían a mojarse- Pablo fue muy valiente para hacer frente a dos vampiros con claras intenciones de acabarlo en el primer momento. No se desesperó y espero a que ustedes entren en acción. La Kofradia y la Iglesia están de acuerdo en convertirlo.

Cristal lo miró sorprendida. Hacía más de cien años que ningún humano había sido regresado de la muerte para ser miembro de la Kofradia formalmente.

-¿Pero, cómo?

-Te olvidas que tenemos a un oficial de la Iglesia entre nosotros, ellos entienden mejor que nosotros esta cosa del umbral de la muerte.

-Va a ser complicado -dijo la voz del sacerdote de fondo- el corazón no está con el cuerpo. Es imposible regresarlo sin un corazón.

- Abelardo -preguntó Miguel- ¿se llevó el corazón con él?

-Sí, el muy desgraciado intuyó lo que haríamos si Pablo moría y se llevó el corazón. A estas alturas, ya debe de estar en el fondo de su estomago.

Desde que la Kofradia regresó a la habitación, Abelardo había centrado sus ojos en la puerta abierta, como si esperara que el Barón Sanguíneo regresará al lugar. Inconscientemente, y quizás como esperando que ocurra lo que pensaba, tenía una mano sobre su arma. Se sentía culpable de la muerte de Pablo. Pudo arrastrarse para intermponerse entre vampiro y humano, le pudo dar segundos paraq ue Cristal y Deinara dispararan al Barón mientras él protegía a Pablo. Pero algo lo mantuvo pegado al suelo. ¿Acaso tenía razón el Barón Sanguíneo sobre sus deseos secretos hacía la sangre?

- Muy bien, en ese sentido, no hay forma de regresarlo -dijo el sacerdote.

-Padre Cristobal, llame a un grupo para levantar el cuerpo y encubrir todo lo de esta noche -dijo Big A- En sentido de lo que acaba de ocurrir, no hay forma de hacer operativo alguno este noche.

-Procedemos de todas maneras -dijo Julián asombrando a todos- el operativo no incluía a Pablo de todos modos, así que podemos seguir adelante.

-No sé si te has dado cuenta, Julián, pero algunos de nosotro no están en condiciones de tan siquiera cargar un arma.

-Estoy consciente de eso, Cristian, pero es necesario seguir con nuestros planes.

-Es mejor un repliegue estratégico en estos momentos, Julián -dijo Big A- en estas condiciones serían arriesgar nuestra integridad por arrebato.

-Mientras tengamos en la memoria fresca al humano, es mejor pelear con la sangre en el ojo -intervino Deinara.

-Pero, señora, si dos de nuestros mejores disparadores están con la cabeza en otro lado podrían darle a uno de nostros.

-Subestimas las capacidades de Cristal, Cristian.

-Y tú como siempre empujas sus fuerzas hasta el límite, Julián.

-Muchachos, bajen las revoluciones, por amor de Dios.

-¡Él empezó, Padre! -dijeron ambos a la vez.

Julián y Cristian solían llevarse bien, aunque no tanto como la amistad que unía a cada uno de ellos con Abelardo, pero si había un tema capaz de hacerlos ponerse en extremos opuestos de la mesa era Cristal.

Julián siempre le recriminaba que la sobreprotegía demasiado, la había visto hacer cosas imposibles pero por mala estrella es que Cristian nunca pudo verla despleagada en acción total de sus fuerzas. Por su parte, Cristian renegaba cada vez que Cristal regresaba de una misión sumamente complicada y al límite de sus poderes. No era una arcaica para hacer un despliegue ininterrumpido de fuerzas.

Si las miradas mataran, ambos ya tuvieran una estacada de madera en el corazón. Este tema siempre los dejaba al borde de irse a las manos a ambos.

-Yo voy.

No sonaba asustada. Ni conmocionada. Estaba decidida a dar caza a cuantos vampiros salieran al frente. Tenía una mirada que si le quedaba alguna duda a su gemelo, esta se disipó. Cristal miró a Abelardo, buscando su aceptación.

-Si Cristal dice que está lista -rastrillando su arma- ya no hay excusas para seguir detenidos aquí.

-Muy bien -dijo Julián sabiéndose ganador- el plan de acción ya está estudiado. Padre, le recomiendo que haga un círuclo de agua bendita su alrededor mientras lleguen otros miembros a levantar el cuerpo de Pablo.

-Grupo, una última disposición -dijo Deinara antes de salir- el Barón Sanguíneo es mío.

lunes, 15 de febrero de 2010

Capítulo 4: El primer caído

Abelardo apuntó nuevamente hacia el Barón.

-Ni se te ocurra Abelardo, sé lo que quieres hacer aún antes incluso que lo piensas. Ventajas de ser tu amo, sabes.

-¡TÚ NO ERES MI AMO!

-Por favor Abelardo, no niegues tu naturaleza ni lo que realmente eres. Eres como yo, te gusta la sangre tanto como a mí. Y por más que tengas esa crucecita tonta en la espalda, sé que con solo tronar mis dedos te irías contra tus amigos y regresarías con nosotros.

Marek aprovechó la confusión para moverse hacia su amo.

-Bien, veo que uno de mis hijos ha sido aniquilado, eso no me gusta.

-¿Por qué volviste?

Sus impulsos la habían traicionado. Se entrenó todos esos años para ser fría y despiada, pero sobre todo para acabar con ese endemoniado ser en cuánto lo tuviera al frente nuevamente. Sus locos desvaríos de mujer aristocrática de la Lima del siglo XVIII consiguieron efecto en el Barón de Castellejón y Conderriera para que la pudiera convertirla en lo que era ahora, abandonando todo, incluyendo a su esposo e hijos. Sin embargo, la decepción de descubrir las verdaderas intenciones de su amado Barón la habían llevado a una vorágine violenta de sangre y muerte hasta que fue rescatada por la Iglesia en 1814 para unirse a un incipiente grupo de vampiros convertidos al catolicismo para luchar contra sus congéneres. Eran los comienzos de la Kofradia de la Medianoche

Tres veces había enfrentado al Barón Sanguíneo con anterioridad. Y las tres veces lo dejó escapar por débil, por tonta. Por no tener la fuerza suficiente de apuntar y disparar sin titubear.

-Mi querida Deinara, siempre tan guapa como hace tres siglos. Verás, Drake me ha ofrecido algo que mi alejamiento de la sociedad no ha podido brindarme hasta ahora -miró significativamente a ella- A ti, única y solamente a ti.

-Ni pienses que volveré a caer en tus garras, homicida demente.

-Me hiere tus ofensas querida, pero ya va siendo hora de que elijas bien tus prioridades...si...sabes...lo que te conviene. Bien, como iba diciendo antes de esta amena plática con la futura señora mía, ustedes han matado a uno de los míos. Es justo y necesario que haga lo mismo con uno de ustedes. Espérame afuera, Marek.

Los tres convertidos tensaron más sus armas apuntando directamente al Barón mientras el otro vampiro salía a velocidad del lugar. Un cruce de miradas entre Abelardo y el Barón le confirmó al primero lo que más temía.

-¡Pablo, cuidado!

Pero era tarde, el Barón fue más rápido. Con una de sus manos atravesó su pecho hasta sacar su corazón por la espalda mientras que la otra le apretaba el cuello. Los ojos de Pablo se abrieron al máximo de la impresión y por la boca empezó a salir sangre que chorreó por el cuello. Cuando el Barón lo dejo caer, Pablo ya había muerto.

-¡MALDITO! -gritó Cristal con todas sus fuerza- ¡MALDITO SEAS POR SIEMPRE, BARÓN SANGUÍNEO!

-Y aún me deben siete víctimas más, por los que están regados en la calle.

El Barón sonrió, se chupó los dedos manchados con la sangre de Pablo y se alejó del lugar a la velocidad del sonido. Las balas de madera chocaron contra la pared a la altura donde estuvo el vampiro segundos antes.

Los tres convertidos estaban en shock, aquel que mas temía la Kofradia había regresado, haciendo el mayor honor a su nombre posible.

Capítulo 3: Aquel al que alguna vez temió

-Ok, no son los mejores planos que he visto en mi vida -dijo Abelardo.
-Es lo que pude hacer a la volada -dijo Julián- además que he podido salir poco desde que llegué así que casi todo el dibujo está hecho de memoria.
Estaban obrsevando trazos irregulares sobre una hoja de cuaderno tamaño pequeño. Simbolizaban la intersección de la Carretera Panamericana con la avenida Eduardo de Habich, conocido por todos como el Óvalo de Habich por la forma del cruce haciendo parecer una plaza circular sembrada de pasto con un enorme puente de concreto pasando por encima. El primer dibuo simbolizaba una vista lateral del puente sobre la avenida y el segundo trataba de figurar una vista aérea del lugar.
- ¿Tienes idea de qué planean hacer? -preguntó Deinara.
-En absoluto, pero he podido intuir algunas cosas, señora. Primero, que los que acaban de barrer allá afuera solo eran novatos encargados de vigilar a Pablo y cualquier movimiento extraño en la casa.
-Tiene sentido, no duraron ni una bala -ironizó Abelardo.
-Lo segundo, es que no poseen mayores armas más que ellos mismos, así que partimos con ventaja de largo alcance. Por último, creo que el Barón Sanguíneo se ha unido finalmente a ellos.
-¿Qué?
-¿Estás seguro?
-¡Eso es imposible!
-¿Quién es el Barón Sanguíneo?
De acuerdo, había aceptado entrar en la guerra si eso aseguraba la estabilidad de su familia y una protección adecuada, pero tampoco podían actuar como si Pablo llevara siglos metido en esto como para que lo miren con esas caras de sorpresa.
-Naturalmente, Pablo, no tendrías poque saberlo -dijo Miguel- Eres demasiado joven como para que incluso tu abuelo supiera quién es el Barón Sanguíneo.
-Fue uno de los más feroces enemigos de la Iglesia desde el tiempo de los primero colonos -dijo Big A con la voz pausada y casi en un susurro- Es un vampiro arcaico, lleva vivo el tiempo suficiente como para haber conocido a todos los Incas. Incluso, me atrevería a decir, que estaba detrás de la idea del sacrificio humano en honor a los dioses de la mayoría de culturas precolombinas de esta parte de América con tal de saciar su hambre de sangre humana.
-Es un mito vampírico antiguo que estuvo detrás de la disputa entre Pizarro y Almagro con tal de tener una excusa para ir matando por ahí a su antojo -agregó Cristal.
-Y lo último que se supo de él fue gracias a los pishtacos de la Sierra -agregó Julián- todos los ataques tenía signos de llevar su identificación aunque solo atacaba a los que se aproximaban a su hábitat, ya no solía cazar. Llevaba más de un siglo fuera de la guerra por decisión propia, pero esto me hizo sospechar -y entregó el recorte de un periódico sensacionalista.
Aparecía la foto de un cuerpo cubierto con una manta bajo el titular de "Otro ajuste de cuentas en el Callao". Lo que más llamó la atención del grupo fueron las pintas en la pared del fondo. Aparte de los característicos graffitis de las pandillas del lugar aparecía la palabra "Barón" en letras góticas antiguas.
Según la noticia, el cuerpo fue encontrado en una conjunto de viviendas de un sector pobre entre los distritos del Callao y Ventanilla con signos de haber sido atacado a la altura de la yugular. Una foto complementaria mostraba la herida en el cuello donde, lejos de parecer varios cortes seguidos según la versión periodística, tenía claramenta la forma de una boca humana. Demasiado notoria como para que el grupo no se pueda dar cuenta.
-El nombre y la herida no asegura nada. Puede ser un fanático que quiere sembrar miedo y crear pánico. El Barón Sanguíneo no va a querer arriesgar su tregua con la Iglesia por cualquier tontería -sostuvo Abelardo.
-Esta vez, los objetivos vampíricos son más claros que en otras ocasiones. Podrían jugar todas sus fichas con tal de ganar y eso incluye al Barón Sanguíneo -dijo Miguel.
-Pero nada les asegura la victoria. El Barón Sanguíneo no es tan tonto para perder el pacto con la Iglesia si no hay nada seguro -terció Abelardo.
-Drake sabe con lo cuenta y lo que podría contar. No es descabellado pensar que hizo un nuevo pacto con el Barón Sanguíneo y este haya regresado a la batalla -dijo Big A.
-¡Pues no tiene ningún sentido que pierda su paz de estos años!
-Hay que ponernos en todas las posibilidades, Abelardo -sentenció Julián.
-¡Bien! ¡ Si quieren tener pensamientos derrotistas, está bien por mí! -finalmente cedió Abelardo y se sentó enojado en un sofá cruzándose de brazos.
-Abelardo -dijo Cristal, pero este volteó a mirar el techo -Mírame -le tomó la cara para que la mirara- Sé que es duro volver a tener al frente al que mató a tu familia y te hizo esto, pero es preciso........es necesario que entiendas que si el Barón Sanguíneo regresa a la guerra, no significa que hayamos perdido.
-Tiene razón Cristal, Abelardo -sumó Julián- Si en el pasado hemos podido mantenerlo a raya, esta vez estamos mejor preparados.
-Lo que yo no entiendo -agregó Cristian- es cómo demonios....¡oh, por favor, Padre! ¡Deje de persignarse!...es cómo demonios pudieron ubicar al Barón Sanguíneo.
-Primero tenemos que enterarnos si el Barón Sanguíneo se ha unido a ellos finalmente -agregó Big A.
-No va a ser sencillo, ya no contamos con espías dentro de ellos y estamos trabajando contra el reloj en estos momentos. Lo primero es lo primero, hay que asegurar el perímetro antes y cómo ya dije antes, para eso tenemos a mi amigo Pablo.
-No estoy tan seguro de ser un buen señuelo, Julián. Ellos me conocen y saben que estoy con la Iglesia.
-Por lo mismo será más fácil que crean que te hemos abandonado al perder confianza en ti. ¿Hora del show?
Hacía un calor sofocante en la calle, y la imagen de unos siete cuerpos pudriéndose en medio de la calle no ayudaba al panorama. El duro calor del verano limeño hacía que el proceso de descomposición de los abatidos por el ingreso del grueso de la Kofradia en escena se acelere. Sin embargo, dos vampiros aún estaban escondidos en las sombras.
Habían sido lo suficientemente inteligentes para hacer una vigilancia desde las azoteas cercanas en vez de estar al nivel del suelo como los demás. Eso les salvó el pellejo, y confirmaba que en esa casa había sacerdotes reunidos ya que habían visto a uno de ellos entrando de último junto a otro miembro de la Kofradia.
-¿Cuántos crees que hayan, Marek?
-No lo sé, Bladesh. Del vehículo bajaron cinco y asumo que hayan dos más , por lo menos, esperando adentro.
-¿Crees es buena idea irnos en este momento?
-No, ellos piensan que nos han aniquilado a todos. Es mejor sorprenderlos cuando se vayan.
La puerta de la casa se abrió y salían ocho personas. A una la reconocieron, era ese tal humano llamado Pablo Carrión que se había convertido en un personaje muy vinculado a la Iglesia y la Kofradia. De los otros siete, dos iban siendo arrastrados por el resto.
-¡Esperen! ¡No nos dejen solos acá! -escucharon que gritaba Pàblo a los demás que ya subían al auto.
-¿Estás viendo eso, Marek?
-Parece que la hora del desquite llegó. Se ha quedado solo con los padrecitos.
A la velocidad del viento, llegaron hasta la puerta una vez que vieron a la camioneta alejarse.
-¿Es seguro dejarlo a Pablo, Julián? -dijo Big A desde el asiento de atrás.
-Totalmente, sabe cuidarse solo. Y le he aconsejado hasta el cansancio que se cuide el cuello siempre.
Pablo sentía su corazón golpear contra el pecho a toda velocidad, de un momento a otro......
Unos golpes bruscos y fuertes aporrearon la puerta de vidrio.
-¿Quién es? -preguntó Pablo.
Unas manos atravezaron el vidrio a la altura de su gargante y la apresaron con fuerza a la vez que otro par de manos hacían lo mismo a la altura de la cerradura para abrir la puerta. El vampiro llamado Bladesh abrió la puerta para agarrar por detrás a Pablo. Marek sacaba sus manos de la puerta y mostraba sus colmillos amenazantes.
-¿Dónde estás los padrecitos, humano?
-¿De qué..de qué estás hablando?
-No te hagas el valiente, Pablo, sabemos que la Kofradia estuvo aquí esta noche y te dejó al ciudado de unos oficiales de la Iglesia. ¡Dinos! ¿Dónde diablos están?
-Yo...no sé...¡nada! -dijo mientras forzejeaba con Bladesh. Marek volvió a mostrar los colmillos.
-¡Dinos dónde están!
-¡En nombre de Dios, detengan esto!
Marek volteó hacia donde provenía la voz. La entrada a un pasadizo tapado con una cortina revelaba la presencia de tres personas. Un hombre y dos mujeres. Vestidos con los hábitos católicos. El hombre era alto, casi al tamaño de los vampiros, mientras que las dos mujeres eran más bajas, pero pálidas del susto.
-Mira eso Marek, parece que ahora les inyectan valentía en los seminarios antes de soltarlos a la calle -y soltó una risa de mal gusto que erizó los cabellos de la nuca de Pablo al tener unos colmillos tan cerca a su cuello.
-Valentía y estupidez si me lo preguntas -volviendo a guardar sus colmillos- Si que nos vamos a divertir de lo lindo con estas dos monjitas, aunque para no ofender a los caballeros aquí presentes habrá que acabar con ellos primero. Haz el honor, Bladesh -y este ya se procedía a morder el cuello de Pablo.
-Solo una cosa más, hijos del demonio.
-¿Y ahora qué carajos quiere, Padre?
-¡Púdranse en el Infierno! -gritó Abelardo y debajo de su sotana sacó una pistola que apuntó hacia Bladesh.
Aprovechando la conmoción del momento, Pablo se soltó del agarre del vampiro y se hizo a un costado con el tiempo justo antes de que unas balas de madera lo atravezaran. El vampiro gritó como poseído y empezó a podrirsele la piel. Se empezó a descomponer hasta el estado en que termina una momia varios siglos después, cuando es descubierta.
-¡Quédate quieto, estúpido de mierda! -dijo Cristal, mientras sacaba otra arma de su túnica igual que Deinara. Ambas apuntaban a Marek con idénticas expresiones de odio.
-¿Quién es tu amo? -preguntó Abelardo pero por toda respuesta recibió un escupitajo en la cara.
Cristal aporreó su arma contra la cara del vampiro haciéndole sangrar.
-¡Malditas bestias! -gritó Deinara- ¡Se alimentaro antes de venir hacia acá! -Marek sonreía descaradamente.
-¿De qué demonios te ríes?.
-Mi amo ya está cerca.
Ante esas palabras, Cristal y Abelardo apuntaron hacia la puerta abierta. Pablo fue hacia uno de los sofás para mantenerse a salvo. Deinara no quitaba los ojos de la sonrisa del vampiro.
Una sombra apareció en la puerta como cayendo del techo. Cristal y Abelardo tensaron sus armas. No podían disparar hasta confirmar la identidad del sujeto.
-Bajen las armas tontuelos, si saben lo que les conviene.
Esa voz.........cualquiera que la hubiera oído en ese tono en cualquier oportunidad ya estaba muerto. Los peores temores de Abelardo y Deinara se habían confirmado. Frente a ellos estaba el vampiro que lo convirtió a él y el amor imposible de ella. El Barón Sanguíneo había vuelto a la batalla.

sábado, 13 de febrero de 2010

Capítulo 2: Se acabaron los inocentes en esta guerra

-¿Quién anda ahí?
Pablo no oyó nada. Era un constante juego macabro en su mente cada vez que cruzaba ese condenado lugar a esas horas. Por cuestiones de trabajo, debía de llegar a su casa, cerca al Ovalo de Habich, alrededor de las once de la noche y el tráfico por las constantes obras viales en la ciudad no lo ayudaban mucho.
Era siempre la misma sensación horrible, tres malditas cuadras separaban al paradero donde se bajaba hasta su casa. Todas las noches era igual. Sentía que era seguido, acorralado e incluso que se paraban detrás de él esperando a atacar pero cuando volteaba.....solo veía sombras moverse en la oscuridad.
Pablo Carrión sabía que sus atacantes mentales no eran tan tontos como atacarlo, pero ese macabro juego al que era sometido le estaba empezando a estresar y cansar. Pero nunca se iban más allá de una amenaza del tipo "Te vas a fregar, Pablo" o "Cuando te den la espalda, serás nuestro". Siempre lanzaba la misma pregunta al aire, pero la única respuesta que recibía era el silencio golpeando a sus tímpanos.
Llegó a su casa aún con la sensación de persecusión sobre sus espaldas, pero sabía que una vez dentro, los de afuera tendría que estar muy locos o muy desesperados para entrar.
-Pablo.
-Hola Julian -saludó al chico con apariencia veinteañera que lo saludaba- Hola a ti también, Cristal -dijo a la muchacha joven que miraba perdida la televisión sentada en el sofá.
-¿Ah? ¡Hola Pablito! Perdón, pero es que esta película nunca la había visto.
-Se llama Inframundo, y creo que debe ser la quinta vez este año que Universal Channel la transmite.
-Pero tú sabes que así nomás no puedo ver tele -hizo un gesto gracioso con la cara. Pablo solo suspiró- Como sea, igual es muy interesante, aunque no me gustaría que los hombre lobo se metieran en nuestra guerra.
-Sabes que eso nunca pasará, Cristal. Ni Darko ni la iglesia lo permitirían. A ambas partes nos conviene que los humanos sigan con vida, cosa muy dificil si los hombres lobo están en el medio.
-¿Pero no te da curiosidad porqué han estado aislados todos estos siglos, Julián?
-Distinto a lo que puedan decirnos las historias de ficción y el folcklor humano, los hombre lobo no desean extender su población. Por eso se mantienen alejados de cualquier población humana a más de una noche en viaje a carro. Saben que de descontrolarse y buscar carne humana, al amanecer se darán cuenta lo que estaban haciendo y regresarán a su comunidad. Y es lo mejor para todos.
-¿Qué ocurre Pablo? -preguntó Cristal. Había estado mirando por la ventana durante toda la discusión sobre los hombres lobo.
-Busco si es que puedo ver a alguien allá afuera.
-¿Otra vez te siguieron?
-Sí. Cada noche es peor, Julián. Atacan directamente mi cerebro, metiendome presión. Y por supuesto que no se preocupan en esconder sus movimientos a estas alturas. Ellos saben que hay miembros de la iglesia en esta casa, pero aún no confirman si son humanos o membros de la Kofradia.
-Pero eso no es bueno, si ya descubrieron nuestra posición es mejor movernos.
-Yo no tengo mucho dinero para arrendar otros cuartos en este lugar, Cristal. Lo poco que gano con las justas me alcanza para pagar este sitio que fue el más barato que conseguí cerca al óvalo. Aún no entiendo que tiene de especial ese lugar para su grupo.
-Ya te lo explicamos, ese sitio esta maldito desde época coloniales, todo este lugar era zona vampírica. Con la llegada de las migraciones humanas a esta zona de Lima, ellos tuvieron que esconderse de la luz pública para poder seguir atacando de noche.
-Eso no me explica mucho, Julián. ¿Por qué precisamente ese lugar? Tuvieron más de mil metros cuadrados habitados de puros vampiros, ¿por qué precisamente ese óvalo de todo el lugar? No lo entiendo.
-La mente vampírica es muy complejo Pablo, ni siquiera nosotros podemos entenderla al haber estado sin sangre todo este tiempo. Y si quisieramos beber sangre, estate por seguro que no querrás tenernos cerca. Lo único que sabemos es que la actividad en el óvalo ha aumentado y tenemos que protegerlo.
-Bonita forma de protegerlo estando aquí encerrados.
-No te preocupes, ya deben llegar nuestros refuerzos.
De la nada se escuchó ruidos de disparos y carros chocando a gran velocidad. Una voz por megáfono advertía "Esto es una redad policial, aléjense de sus ventanas por seguridad". Seguían los disparos y los gritos allá afuera. Los tres ocupantes del cuarto trataban de distinguir algo por la ventana, pero la oscuridad era ahora total.
Cuando todo se silenció, unos golpes en la puerta sobresaltaron a Pablo. Julián se acercó a la puerta para dar la seña convenida entre los miembros de la Kofradia.
-Habemus Papam.
-In nomine Pater, Filio et Espiritu Santi.
-Amen -y abrió la puerta.
Cuatro encapuchados entraron al pequeño cuarto. Todos portando armas de última generación con una pequeña linterna cerca al cañón de disparo, vestidos de negro y botas de estilo militar. El primero, parecía más alto que cualquier jugador de la NBA a simple vista, tuvo que agacharse para cruza la puerta. Los dos detrás de él tenían el tamaño estándar, poco mas del metro y setenta centímetros, pero por la prominencia en el pecho de uno de ellos era obvio que era mujer. El cuarto era más alto que los dos anteriores pero no tanto como para estar a la altura del primero, aunque igual se tuvo que agachar para pasar por la puerta.
-Tanto tiempo sin verte, Julián -dijo uno de los dos "pequeños".
-Lo mismo digo, Miguel -y se dieron un abrazo como de hermanos.
-Cristal, ¿cómo has estado? -dijo el más alto de todos.
-Bien, Big A, aunque debo decir que pareces más alto que la última vez, ¿cuándo fue?
-En el 86, me parece que hacíamos de escolta de un grupo militar en Huancavelica.
-Cierto, cierto. Pero porqué tan callado, Abelardo.
-¿Alguna vez te dije lo hermosa que eras Cristal?
-Sí, me parece que la primera vez fue en 1899, en la fiesta del nuevo siglo -y todos comenzaron a reír.
La mujer que ingresó con ellos no se había sacado el pasamontañas y mantenía la vista fija en Pablo. Julián se dio cuenta de esto y que aún no bajaba su arma, apuntando disimuladamente a su compañero humano.
-Él es Pablo, señora Deinara. Pablo, ella es Deinara y aunque no lo parezca es la líder de este trío de desaptados ("Hey, ¿cómo que desaptadamos? ¿Así nos llevamos ahora Julián?"). Es la jefe de la Sección Superior de la Kofradia de la Medianoche. Es un honor tenerla aquí esta noche señora -hizo una reverencia que fue imitada por Cristal.
-Gracias por las presentaciones, Julián, demostrando como siempre la sangre real que alguna vez corrió por tus venas -Deinara tenía voz áspera pero fría, de alguien que no dudaría matar a su propio padre con tal de que sus objetivos se cumplan- Debo aclarar que junto a nosotros vino Cristian y un sacerdote enviado por el propio cardenal.
-Que es un verdadero fastidio -agregó Abelardo.
-¡Abelardo! -le recriminó Big A.
-¡Es verdad! Uno no puede decir un "carajo" sin que el padrecito este se persine mil veces y le dé diez vueltas a su rosario. En estos momentos le está dando la extrema unción a esos bastardos allá afuera ¡Ja! ¡Esos huevones llevan siglos muertos!
-Es un oficial de la iglesia, Abelardo, nos guste o no, él abala nuestro accionar ante Roma y el gobierno de este país -dijo Miguel.
-Pues será lo que sea, pero eso no quita que sea un ganzo.
En esos momentos, un cura ataviado en sus trajes pastorales cruzó el umbral junto a otro encampuchado igual que alto que Abelardo pero con la mitad de masa muscular que este.
-Siento la demora chicos -respondió el encapuchado- pero el padre Tomás quería.....¡despedir! católicamente a esos de allá afuera.
-Eran humanos como lo fueron ustedes también, solo equivocaron el camino. Su mente y su alma fue presa fácil del demonio pero merecen los santos óleos como cualquier cristiano.
- Claro, cualquier cristiano, pero vivo. Mire, padre, esos tipos ya andaban chupando sangre antes de que su tatatarabuelo se cruzara con su tatatarabuela -y todos rieron nuevamente.
-Muy bien caballeros -dijo Julián para captar la atención de todos otra vez- tenemos una misión por delante y mi amigo Pablito, acá presente, nos va a ayudar.
Pablo se sorprendió. No sabía que formaría parte de esta locura. El día en que lo reclutaron no le avisaron que pondría en riesgo su vida.

Capítulo 1: No solo en las noches es distinto

Lima no es la misma de antes. Hace 10 años, nadie daba ni una moneda por la capital del Perú, otrora centro del poder español en toda Sudamérica pero que parecía un tiempo muy lejano. Pero la situación había cambiado y hoy era una de las ciudades con flujo de inversión constante alto en Latinoamérica. Prueba de ello eran todas las obras que el Gobierno Central y la Municipalidad hacían a lo largo y ancho de la ciudad. Como el paso a desnivel en el Óvalo de Habich, que en otras épocas demoraba hasta quince minutos atravesarlo pero hoy solo demoraba hasta 3 o 4 minutos. Lo más llamativo de la construcción eran las luces nocturnas debajo del puente. No eran amarillas ni blancas, eran violetas, casi como luces de discoteca. No era casualidad que tuvieran ese color, servían de protección para incautos peatones que eran sorprendidos por la luz de la luna a la medianoche en el lugar. Según reportes de la inteligencia del Vaticano, en ese lugar de Lima ocurrían 6 de cada 10 ataques de vampiros en toda Sudamérica.
Las víctimas eran desaparecidas sin rastro, y sus fotos pasaban a engordar la lista de no habidos por la policía peruana. Podían pasar treinta años sin saber de esa persona, y podrían pasar treinta más ya que su destino estaba marcado: convertirse en uno de ellos o servir de alimento para los novatos del grupo. Las leyes de vampiros podían ser muy extremas.
El alto mando del clero católico estaba conmocionado. Desde que muriera el anterior cardenal y la organización dominante pasará a ocupar los puestos claves en la cúpula religiosa, poco o nada se había conseguido frenar el ascenso vampírico en la sociedad peruana. Había vampiros en las Fuerzas Armadas, en mineras, en bancos, en universidades, en toda organización con membranas en la capacidad de extenderse más allá de Lima. El único orgullo que se les podía conferir, si es que cabe el término, era mantener limpio al gobierno de esa raza.
Los lazos cercanos de siempre entre el Estado peruano y la religión católica habían conseguido poner sobre aviso a los principales mandos políticos del país con antecedentes desde el primer gobierno del general Castilla. Pero el tiempo se agotaba y la comunidad vampírica comenzaba a cercarlos cada vez más. Una preocupación muy común por la sede del nuncio apostólico era que en las próximas elecciones los peruanos pudieran elegir, sin saber, a un vampiro como presidente y ahí la guerra en el frente peruano se terminaba.
No era una casualidad la preocupación de los sacerdotes católicos sobre la actuación directa de vampiros en los hechos que marcaron historia en el Perú. Hubo vampiros en cada hecho que marcara desestabilización social, política, económica o una mezcla de todas. Su idea era simple pero muy poderosa si llegaba a consolidar: Si llegaban a tomar el control del Perú (y debido a su posición geoestratégica en la región) podrían extender sus dominios por todo el subcontinente sudamericano.La religión corría contra el tiempo, pero tambíen contra los mitos populares: Los vampiros del siglo XXI, lejos de parecerse a sus antecesores, habían evolucionado. Sus mecanismos de resistencia a la luz del sol habían mejorado, así como a una eventual muerte por ajos, cruces o inhanición sanguínea. Más de un reporte de los últimos quince años constaban de avistamientos o incluso ataques vampíricos en horas de la mañana. Lo bueno del asunto es que, al parecer, la intensidad del sol del mediodía los mantenía alejados hasta el atardecer.
Sin embargo, la fotosensibilidad a las luces ultravioletas directas o con color semejante era un tema pendiente entre los vampiros. Algunos científicos de la raza hacían investigaciones desde hace años para soportar estos efectos que, si bien no los destruye, es lo suficientemente insoportable como para mantenerlos lejos o llevarlos hasta la locura por dolor. Es por eso que las luces del Óvalo de Habich tenía ese color, más por efectos sicológicos que por un real beneficio.
Otro aspecto que aún les jugaba en contra era la madera, que si lograba atravesar su cuerpo en cantidades altas lograban acabar con ellos hasta dejarlos en estado de descomposición muy avanzado. Muchas armas avaladas por la Iglesia se fabricaban teniendo balas hechas en base a madera solamente, con la suficiente cantidad de pólvora para conseguir el disparo solamente.
Pero no todos los vampiros eran malignos seres salidos de las novelas de terror. Había un grupo que colaboraba secretamente con la iglesia y sus guerreros cruzados en la lucha contra sus congeneres. La mayoría fue humano en algún tiempo pasado y aborrecían la eternidad que les tocaba "vivir". Habían recibido el bautizo católico en una sesión dolorosa y hasta trágica ya que los sacerdotes que se encargaban de ella llegaban a morir en la mayoría de los casos. Como prueba de su pertenencia a la causa antivampira, lucían orgullosos un tatuaje de la cruz de Santiago en la espalda a la altura del corazón.
No se conocía demasiado de estos seres renegados, pero la mayoría los llamaba la Kofradia de la Medianoche.